🐃 El año del búfalo

Después de dos años residiendo en la capital, aún no había hecho acto de aparición en la escena literaria madrileña. Yo que llegué por azar como un autor anónimo junto a una generosa mochila de ínfulas y proyectos disparatados, seguía siendo más desconocido aún si cabe. A decir verdad, a pesar de la vasta oferta de talleres, presentaciones y tertulias, tampoco me había esforzado demasiado por introducirme. Para saciar el ego del autor basta con unas frases resultonas regadas con vino tinto peleón. Una tarde que mi ego echaba una monumental siesta, encontré en Twitter mi ansiada oportunidad de hacerme notar. Se trataba de la presentación de El año del Búfalo, la última propuesta de Javier Pérez Andújar.

El caso es que aquel título y autor ya habían pululado por mi cabeza en más de una ocasión. Al poco tiempo caí en la cuenta de que la voz del autor catalán suele despertarme los sábados mediante su columna en el programa A vivir que son dos días. Tengo por costumbre poner la radio como primera acción del día, dejarla sonar y volver a dormirme hasta que encuentro algo útil que hacer, lo cual generalmente coincide con la comida o la cena. Supongo que en diversas ocasiones las columnas de Pérez Andújar han debido alterar mis sueños, junto a su característica forma de explicar los menesteres más cotidianos y los provenientes de las altas esferas a través de referencias de la España más auténtica y los influjos culturales con no menos de tres o cuatro décadas de separación con el presente. Además del autor, estaban presentes en el evento Javier del Pino, presentador del programa radiofónico, y el escritor Luis Landero.

Cuando tomé asiento en una de las últimas filas de la biblioteca Iván de Vargas, caí en la cuenta que era la primera vez que asistía a la presentación de un libro. «Menudo aspirante a novelista, estás hecho», me dije. Con decepción comprobé que no había un puesto donde hacerse con El año del Búfalo. «¿Qué clase de presentación es esa en la que hay que traer el libro comprado de casa? Y ahora, con qué cara voy yo a este tío a hacerle pelota y a pedirle que me prologue la novela que llevo macerando en mi mente treinta años o que se enrolle y me invite a vivir al sótano de su mansión». La sala estaba repleta y eran varios los asistentes que sujetaban entre sus manos el volumen que nos había reunido. Llamó mi atención que algunos ejemplares contuvieran marcadores de colores con anotaciones. «Menuda competencia en Madrid, seguro que son aspirantes a estrellas de la literatura». También se apreciaba un ambiente ideológico particularmente concentrado. Si en un hipotético sistema electoral sólo tuviéramos derecho a voto los asistentes a aquella presentación, se hubiera proclamado la república del conocimiento y el socialismo de corazón. 

El acto transcurrió en un dinámico diálogo entre el autor y los presentadores, quienes no escatimaron halagos a Pérez Andújar y pies con los que dar rienda suelta a la faceta humorística de éste y su estilo de vida bohemio. Aunque se esforzaron por abordar gran parte de su contenido, e incluso Luis Landero leyó un pasaje, he de admitir que no me quedó claro de qué iba El año del Búfalo. ¿Un ensayo sobre el comunismo, una crónica sobre los años setenta, una biografía sobre un monstruo, un recopilatorio de haikus o una guía de viajes? Por fortuna, la etiqueta del Premio Herralde de Novela 2021 me daba alguna pista. Prevaleciendo la tónica asamblearia del acto, los espectadores tuvieron la ocasión de saciar su curiosidad en una ronda de preguntas y acercarse después al autor para que firmara cuantos ejemplares hicieran falta. Contrariado por mi introducción en el mundo del faranduleo literario de Madrid, me retiré con disimulo.

A los pocos días me hice con un tomo de El año del Búfalo y lo fui devorando en mis trayectos de la línea 484 camino a Leganés. La prosa ágil confeccionada con frases cortas atrapa sin apenas quererlo. Se atisba el esfuerzo del autor por lograr una fluidez casi hipnótica. La trama central se alterna con una sucesión de psicofonías escritas con deje enciclopédico acerca de asombrosos sucesos históricos y con el año chino del búfalo como engranaje. En concreto, estas psicofonías ofrecen cabida a los revolucionarios utópicos que acabaron abrazando el totalitarismo, a las cenizas del colonialismo y a las guerras que provocaron golpes de estado y viceversa.

Pasado un tercio de novela, empecé a sospechar que no estaba comprendiendo el argumento, pero que de tanto en tanto me regalaba una sonrisa. Había trazado por entonces tan buena relación que me parecía feo dejarla a medias, como esos paquetes de tortitas de arroz que se devoran sin querer. Es más, acababa de descubrir que la parte narrativa estaba construida con las voces de varios de los protagonistas. La sensación de incomprensión suele acompañar mis lecturas, pero una vez traspasada la franja de confianza me cuestiono si el autor no se estará burlando de mí. Aparcada la cuestión de las intenciones de Pérez Andújar y aceptado el carácter asilvestrado de la estructura, proseguí animado por el surrealismo y el humor que colman las subtramas, así como el torrente de evocaciones sesudas a la España de los setenta y ochenta. No creo que pueda olvidar el proyecto de renombrar el helipuerto de la Isla de Perejil como helipuerto cívico social José María Aznar y Folke Ingo.

Si bien he entendido, El año del Búfalo es una novela del ficticio autor finlandés Folke Ingo comentada por parte de un variopinto grupo de cercanos. Entre otros, dan testimonio la traductora de Ingo al español, su madre, el presidente del Club de Amigos de Gregorio Morán y la exdirectora de un cineclub de Santa Coloma de Gramenet. A esto se suma al encierro en un garaje de cuatro artistas amigos de Ingo que reciben la visita de una misteriosa criatura que pondrá en entredicho su libertad y condición. En este sentido, cabe reseñar que el confinamiento pandémico, periodo en el cual Pérez Andújar escribió el libro, ha influenciado el proceso y es recurrente el uso de su léxico.

Por si fueran pocos elementos, las narraciones están apostilladas por una secuencia de generosos pies de página que permiten extender las tramas y, que en algunas ocasiones, incluso tratan de contradecir los hechos y las manifestaciones precedentes. En un entorno literario de guerras, golpes de estado y disputas violentas por el poder, los propios personajes se levantan espontáneamente contra el orden que sobrevive en el El año del Búfalo.

Es El año del Búfalo uno de las obras más atractivas y rompedoras de la literatura patria, un ejercicio de libertad arrolladora y de derribar los límites de la creación. Un caos genuino en el que, paradójicamente, no parece una licencia a la improvisación. Sin lugar a dudas, si el mercado literario tiene la necesidad de no parar, que sea por la culpa de tipos como Javier Pérez Andújar.

Y ahora, una vez introducido en el ambiente literario madrileño, ya sólo me queda buscar otro culpable externo que justifique mis fracasos literarios. Hasta que encuentre una nueva presentación, me retiro para dejar a mi ego engordar libremente.

El post que acabas de leer nos lo ha remitido amablemente Rafalé Guadalmedina que tiene un blog muy interesante y es un ejemplo que toda lectora y lector del blog debería seguir: enviarnos de vez en cuando vuestros comentarios sobre libros, películas, series de tv, conciertos, exposiciones, obras teatrales, etc, que pudieran ser de interés para otros. Porque compartir opiniones y experiencias culturales nos abre los ojos a los demás. Así pues, no te hagas de rogar y colabora en el blog enviando tus artículos a nuestro correo electrónico.

Comentarios

  1. Anónimo número uno20 de abril de 2022, 12:47

    Doy fe de que el blog de Guadalmedina es muy interesante. Yo ya he dado mi primer paseo, de esos que se andan despacio, deteniéndote en los rincones menos expuestos y curioseando entre las líneas. Supongo que uno es lo que escribe o uno escribe lo que uno es o ambas dos. En cualquier caso, buena gente este Rafalé, intuyo.
    Sobre lo de mandar comentarios de libros, pelis, series...me abstengo, de momento. ¡Guadalmedina has puesto el listón muy alto!. ¡Sigue tú que yo aprendo!
    Soy fiel a leerenlanube por sorpresas y presentaciones como ésta de Rafalé Guadalmedina. También por el buen gusto de vuestras recomendaciones. Hoy por hoy me gusta mi posición de "voyeur". Pero quién sabe, tal vez algún día sea yo quien os sorprenda. Ja ja. Saludos

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    1. Mil gracias, compañera anónimo. Se agradece el entusiasmo y la calidez de tus palabras. Un fuerte abrazo, adelante!

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