LA CASA
La película de Alex Montoya La
casa, esta basada en la novela grafica de Paco Roca del mismo nombre. Fernando
Marías en el epílogo de la novela escribe:
«Nada compromete más a un autor que
arrancar su obra con una secuencia memorable. El lector lo ha captado y exigirá
que la fuerza no afloje y se encamine, además, hacia el cierre exacto del
círculo perfecto.
La casa, llena de amor y verdad, lo consigue. Pero a la vez es cierto que cada lector vivirá de forma distinta su estancia en estas habitaciones donde habita y se muestra lo universal.
A medida que envejezco siento que el único tema de la literatura -y probablemente de todo lo demás- es el paso del Tiempo.
Y La casa, que es el libro que un chico quiso dibujar para su padre muerto, es también el libro que ha permitido a Paco Roca dibujar el Tiempo que se va, o que se fue, o que se irá».
Estas líneas son la base del film. Una
película sobre la paternidad, la eternidad, la conciliación con el presente y
la reconciliación con el pasado, o al revés. Coge las viñetas y les da
movimiento, lento, con sonido, silencioso: pequeñas estampas des la vida que el
espectador observa. Y las hace suyas. Nuestras. Si ves la película empezada,
mediada la no acción, posiblemente la deseches y pases a otro canal. Pero si la
ves desde el principio verás tu reflejo presente, o futuro. Y continuaras hasta
el final, inmerso en tus pensamientos y tus recuerdos.
Las relaciones entre hermanos en que pueden surgir envidias, discrepancias y hasta rencillas, pero donde al final domina el cariño. Sin olvidar la sensación de culpa de los hijos adultos, que enfrascados en su propia vida y su trabajo, no le dedican todo el tiempo que deberían y que hubieran querido a sus progenitores ya ancianos, quizás se dan cuenta de eso cuando ya es demasiado tarde. Cualquier espectador se reconocerá a sí mismo, por lo que muchos momentos resultan emotivos, donde predomina lo agridulce, la nostalgia.
Cualquier sentimiento a flor de
piel vie dada primero por la música de Fernando Velázquez que consigue
ese toque emocional que va creciendo de forma paulatina hasta alcanzar su punto
álgido en la escena final, avisamos que hay una escena a mitad de los créditos
finales. No obstante, todo eso habría sido insuficiente de no haber contado con
un reparto tan bien elegido.
Obra gráfica ganaó el premio a la
mejor obra nacional de 2016 de Zona Cómic, Estrella 2016 al cómic más destacado
del año por el diario Le Parisien y el Gran Premio Romics 2017 del salón del
cómic de Roma, donde también consiguió el Premio Romics 2017 al mejor cómic
europeo.
Paco Roca se ha convertido en uno
grandes nombres del cómic español de los últimos años. En su carrera hubo un
antes y después de la publicación de Arrugas, que ya tuvo una excelente adaptación
en forma de película animada, y tanto el cine como la televisión no han pasado
eso por alto su obra. Al cine se llevó sus Memorias de un hombre en pijama', y
Amenábar convirtió 'El tesoro del cisne negro' en la miniserie 'La fortuna'.
La adaptación de La casa a la que
ha dado forma Álex Montoya se hizo con varios premios en el pasado Festival de
Málaga. Opta por introducir una serie de
cambios en el cómic que funcionan bastante bien, desde el mayor protagonismo de
algunos personajes hasta ajustar y cambiar la situación y personalidad de
algunos de ellos. Con ello potencia conflicto entre los hermanos y sirve para
añadir más relieve a la relación entre ellos.
Eso sí, Montoya en ningún momento opta por romper con el cómic y convertir el film en algo distinto. El espectador que tenga frescas las viñetas reconocerá infinidad de situaciones, la mayoría de ellas replicadas de forma muy similar, pero también integradas dentro de la visión que él tiene de la historia. También funciona a las mil maravillas el recurso de que el padre fallecido aparezca en imágenes filmadas en Super 8, formato que activa automáticamente la nostalgia. Quizás sobre el papel pueda parecer que estamos ante un dramón, pero queda espacio para golpes de humor, sobre todo por las apariciones de la nieta.
Por último mostrar la crítica de
Luis Tormo en Cine, cultura y turismo
«En España, a partir de los años 70, la adquisición de una segunda vivienda experimentó un auge notable. Las migraciones del campo a la ciudad y el afianzamiento de una clase media posibilitaron que numerosas familias contarán con una casita en el interior o cerca de la playa. En función del nivel económico de las familias, muchas de estas viviendas se construían poco a poco, con el esfuerzo directo de sus propietarios –que junto al dinero invertían su tiempo de ocio en restaurar, mejorar o ampliar esa segunda residencia–.
Una generación de hijos e hijas
vivieron el esfuerzo de unos padres que sin un gran patrimonio eran capaces de
acceder a ese estatus que les permitía disfrutar de una escapatoria para pasar
los fines de semana y los periodos vacacionales. Hijos que asociaban su
infancia y adolescencia –para bien y para mal– a esa casa de veraneo hasta que,
con el paso del tiempo, conforme crecían, dejaban de acudir a esa casa.»
La casa, llena de amor y verdad, lo consigue. Pero a la vez es cierto que cada lector vivirá de forma distinta su estancia en estas habitaciones donde habita y se muestra lo universal.
A medida que envejezco siento que el único tema de la literatura -y probablemente de todo lo demás- es el paso del Tiempo.
Y La casa, que es el libro que un chico quiso dibujar para su padre muerto, es también el libro que ha permitido a Paco Roca dibujar el Tiempo que se va, o que se fue, o que se irá».
Las relaciones entre hermanos en que pueden surgir envidias, discrepancias y hasta rencillas, pero donde al final domina el cariño. Sin olvidar la sensación de culpa de los hijos adultos, que enfrascados en su propia vida y su trabajo, no le dedican todo el tiempo que deberían y que hubieran querido a sus progenitores ya ancianos, quizás se dan cuenta de eso cuando ya es demasiado tarde. Cualquier espectador se reconocerá a sí mismo, por lo que muchos momentos resultan emotivos, donde predomina lo agridulce, la nostalgia.
Eso sí, Montoya en ningún momento opta por romper con el cómic y convertir el film en algo distinto. El espectador que tenga frescas las viñetas reconocerá infinidad de situaciones, la mayoría de ellas replicadas de forma muy similar, pero también integradas dentro de la visión que él tiene de la historia. También funciona a las mil maravillas el recurso de que el padre fallecido aparezca en imágenes filmadas en Super 8, formato que activa automáticamente la nostalgia. Quizás sobre el papel pueda parecer que estamos ante un dramón, pero queda espacio para golpes de humor, sobre todo por las apariciones de la nieta.
«En España, a partir de los años 70, la adquisición de una segunda vivienda experimentó un auge notable. Las migraciones del campo a la ciudad y el afianzamiento de una clase media posibilitaron que numerosas familias contarán con una casita en el interior o cerca de la playa. En función del nivel económico de las familias, muchas de estas viviendas se construían poco a poco, con el esfuerzo directo de sus propietarios –que junto al dinero invertían su tiempo de ocio en restaurar, mejorar o ampliar esa segunda residencia–.
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