✒La pezuña de plata/275: Duelo bajo el sol y tal
Joe se limpió el revólver en la pernera del pantalón, lo guardó – el revólver- y dobló la esquina.
Joe era un buen hombre, aunque tuviera aquella cicatriz entre la oreja y las gafas. De repente, a Joe un calor gélido le subió por esta zona de aquí, una cosa más chunga que el carajo.
Miró al balcón que estaba encima del balcón que estaba encima de él y vio a Jim Silver, aquel asesino sanguinario, que le apuntaba con su cara de asesino sanguinario.
- ¡Dispara, maldito! – gritó Jim, entre sollozos. Eran antiguos amigos, pero ahora, mira tú, lo que son las cosas.
Joe corrió, y sus espuelas aleteaban como cuervos platónicos. Y nada, empezó el tiroteo y tal, y como todo se complicó, va Jim y se lanza por el balcón, con tan mala suerte que cayó en mala postura, sufriendo elongación del tendón poplíteo y dejó a Joe con un sentimiento de culpa que no veas.
El viento sopló con furia.
Orlando presenta este texto para participar en el concurso La pezuña de plata
Está bien mal. Me xplico, me gusta su aire a lo Marcial Lafuente Estefanía (nada valorado pero de extensísima obra varias veces reeditada y plagiada), recurre al tópico atiandamente y las vos narradara tienen un aire como de andar en pantuflas, creo que es un serio aspirante a pezuña o a lapicero (la decisión final no me atañe, por suerte). Que el asunto es muy de machotes, sí, pero como se matan entre ellos y no a nadie de género diferente algo alivia.
ResponderEliminar¿¿Cuervos platónicos??
ResponderEliminarTe adelantaste absortamente a mi pregunta. Jajaja
EliminarMucho Jim y Joe, pero si el francotirador número uno (de la mañana) hubiese llegado a tiempo, habría acabado con ambos sin despeinarse, porque tiene mejor puntería.
ResponderEliminarEx Anónimo
Disculpa, muchach@, pero por mucho que madrugue Cerrito el francotirador número uno sigo siendo yo. Pero tienes razón, no he llegado a tiempo porque no me gusta madrugar.
EliminarAquí hay un esfuerzo considerable en escribir mal y eso, dado el nivel, se agradece mucho. Lo de cuervos platónicos no viene de la nada. Un candidato bastante bueno. Adelante!
ResponderEliminarRepeticiones, aclaraciones innecesarias, anacronismos y burda parodia son elementos que, combinados con la desidia con que lo hace Orlando, puede que lo hagan merecedor de estar entre los candidatos a la piña.
ResponderEliminarMe ha encantado. Es como "far west" de Yllana pero con parodia pésima. Sin dudarlo a la saca de pezuña donde se producirá tu último duelo y tal.
ResponderEliminar¡ Suerte!
Muy bien. Un mal relato en toda regla. Lleno de expresiones vulgares típicas, frases hechas, muletillas, vaguedades, para presentar una escena típica de Western con muy pobres recursos literarios. Cuando intenta resultar refinado el resultado es nefasto. Y como viene siendo costumbre ponerse a la altura del relato, pues nada, que pinta bien, vamos, que la cosa tiene gracia. Es un relato como contado entre amigos en un bar, acompañado de cerveza, pero con intención de recrear la escena típicamente, llegando incluso a lo platónico, como aquellas judías con choriso, que me estoy acordando, que tanto hacían dudar de la cordura de Parménides.
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