✒ 48 clavos, por Timothy Blot. 8/10
No sé si aquel primer día escuché la explicación completa porque lo cierto es que perdí el conocimiento casi cuando empezó a hablar, pero Thomas me la ha repetido infinidad de veces durante estos últimos meses.
Desperté dos días después en su casa. Él me contó que Sara se había ido y le
había dejado una carta para mí. La leí. Aún sabiendo lo que ponía la leí. No
quería volver a verme ni saber de mí, no aguantaba ni un minuto más junto a un
borracho que jamás cambiaría. Incluso había inventado lo del embarazo para
darme una razón más poderosa que ella misma para dejar de beber. Y ni aún así.
Me pedía que no la buscase. Que siguiese mi camino. Y que dentro de lo posible
fuese feliz.
Hasta el día de hoy he cumplido con lo que Sara me pidió. Me he dedicado en
cuerpo y alma a la investigación que me trajo aquí. No he probado una sola gota
de alcohol en estos nueve meses. Y no dejo pasar un solo día sin releer la
carta para recordarme quien fui y como debo conducirme en el futuro.
»Aunque podría ser un punto final, el relato continúa... ¿Cómo crees que avanzará?»
Bueno, bueno, bueno. Un desarrollo interesante, muy alejado de las morbosas especulaciones llenas de sangre y vísceras que algunos apuntábamos en comentarios anteriores. Mejor así.
ResponderEliminarBien, voy a aventurar que Thomas y Sara están compinchados para garantizar la eterna abstemia por parte de nuestro protagonista, y que todo ha sido parte de una lección de vida, que el sin-nombre parece haber aprendido. La carta de Sara es auténtica pero miente como una bellaca: se ha marchado de su lado para que no vea que el embarazo es real (de ahí esos nueves meses sin alcohol, ¿por qué, si no, un lapso tan significativo?) y sólo está esperando que nuestro innominado amigo concluya su beca para regresar y presentarle a su bebé. De hecho, ¿le estará ya esperando en el despacho de Thomas cuando el prota llegue a él?
De esta forma, le quedaría eternamente agradecido por haber ayudado a Sara a llevar a cabo su nada siniestro plan y todos tendrían el final feliz que se auguraba al comienzo de la historia.
Esta es mi apuesta, Timothy. Ah, y dale un besazo de mi parte a Charlie ;)
Schufff, schufff... ¡Puajjjjj!
EliminarHecho, besazo de tu parte a Charlie. Pero me ha costado, no creas. Al Charlie menos a juzgar por la cara que ha puesto...
Cierto que la historia gira en torno al protagonista y desde luego que recibirá una lección. Ya veremos si de vida...
Vaya, vaya!. Resulta que era el alcohol la sustancia y la enfermedad que tenía enajenado al sin nombre.
ResponderEliminarOsea, entiendo que en esa cena del primer día , el sin nombre ya cogió tremenda borrachera. Y debió ser el delirium tremens el que le causó esas alucinaciones sobre la cabaña.
En cuanto a lo que pasará en el siguiente capítulo y dado que parece que no habrá retroceso en el alcoholismo de el sin nombre, creo que Sara volverá a aparecer en escena y creo que Thomas tendrá mucho que ver. Habrá contactado con ella para convencerla de que vuelva.
En fin, parece que todo era más sencillo y menos sórdido que la mayoría de nuestras elucubraciones. Y tiene sentido porque, como ya dije, en el primer capítulo quedaba claro que todo acaba bien, pero Thimothy ha sabido meternos en esa cabaña que estaba en la cabeza de el sin nombre Por cierto ¿Tendrá nombre en algún momento ?
Yo creo que la cabaña siempre estuvo. Otra cosa es lo que El Sin Nombre creía ver.
EliminarFunny, aciertas en que Sara volverá a aparecer y en que Thomas tendrá mucho que ver. Pero ya veremos cómo.
EliminarLas alucinaciones y la falta de recuerdos se resolverán al final.
Que lo sórdido se transformase en sencillez no quiere decir que no pueda dar la vuelta otra vez...😉
Señora Cangrejo apuntaba que el principio de la historia augura un final feliz porque el relato esta construido como un flashback. Sin embargo, en unas horas la historia llegará al presente y avanzará desde el principio del relato. Fin del flashback y avanzando a lo desconocido...
Y como veréis y bien dice Yabadabadú, la cabaña siempre estuvo ahí.
Ya me expliqué en anteriores comentarios y me reafirmo en que las curas de desentoxicación son duras y pasan por distintas fases. Una de ellas son los delirios y las alucinaciones.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Yabadabadú en que la cabaña es real y que los remedios medicinales y rituales de los nativos americanos son los que han ayudado a la desintoxicación.
Los nueve meses son el tiempo que dura la beca. Aquí los cursos escolares son más o menos lo mismo. Timothy ha sabido jugar muy bien esta baza para hacernos pensar en lo sórdido de una experimentación con bebés.
¡ Bravo Timothy!
Pues si, señor Chisquero, algo de cura o de desintoxicación hay. Y algo de ritual. Y los nueve meses son un tiempo imprescindible en la historia... pero no me quiero adelantar que queda ya poco.
EliminarPues en mi comentario de la entrega 5, digo lo mismo que lo que iba a decir ahora. He entrado en un Estado de Cabezonería persistente, Timothy jajaja. Que la experimentación es en relación a un fármaco basado en rituales y medicina ancestral.Seguro que en las dos últimas entregas nos vuelves a dar otra voltereta y tengo que salir por la puerta de atrás y con el rabo entre las piernas. Jajajaja
ResponderEliminar¡Ah! Y como me he venido arriba, creo que el motivo por el que El Sin Nombre no tiene nombre viene al caso por ¿lo de alcohólicos anónimos?... Tal vez cogido con pinzas ¿no?...Pero elucubrar mola Jajajaja
EliminarMe gustan tus elucubraciones Yabadabadú!
EliminarTanto lo de la experimentación con fármacos como este último apunte de que la falta de nombre del protagonista es por asistir a las reuniones de Alcohólicos Anónimos.
El caso es que utilicé un personaje en primera persona para que quien leyese el relato se identificase fácilmente con el personaje. Además dota a la historia de la subjetividad necesaria de su punto de vista sobre cualquier hecho. No tiene nombre porque ningún otro personaje le llama o se refiere a él por su nombre... y es algo importante en la resolución de la historia...
Es verdad que lo de la cabaña es demasiado elaborado para ser todo una alucinación. Quizás acabase allí el sin nombre en aquel extraño bosque con aquellos sórdidos personajes que me recuerdan un poco los que salen en la película Deliverance de la América profunda.Thomas fue buscarle y se lo llevó. ¿Pero porque conocia Thomas esa cabaña?
ResponderEliminar¿No estaría genial que en en un giro inesperado, Thomas introdujera a el sin nombre en una secta ( 48 clavos ) que de alguna forma está relacionada con esos pobres diablos deformes y nada normales a los que dominan con algún extraño fin ritualista?
Jajajaja, me he dejado llevar. Pero quizás un poquito de oscuridad y suspense no le vendría mal al final Porque, el sin nombre rehabilitado, Sara volviendo con o sin hijo en brazos y todos felices parece un final made in Hollywood. ¿No creéis? Seguro que Timothy con todas las historias carcelarias que habrá oído y vivido nos tendrá algún as en la manga para el final que no será tan blanco y buenista como quiere hacernos creer.
Caliente, caliente, Funny Coffin!
EliminarHaces la pregunta clave: ¿Por qué conocía Thomas esa cabaña?
Y si, es ese ambiente de la América profunda donde cualquier mirada, cualquier gesto, asusta.
En cuanto al final, ya lo he dicho antes, habrá sorpresas. La primera en un rato...
No obstante, el final es buenista en tanto en cuanto resuelve todas las dudas y pone a cada uno en su sitio. Pero lo de blanco es otro cantar.