✒ 48 clavos, por Timothy Blot. 3/10
Tomamos un desvío apenas visible para internarnos en la espesura de un bosque sobre el que comenzaba a caer la noche.
El camino sin asfaltar se cortó abruptamente y el coche se detuvo. Sara y
yo volvimos a cruzar nuestras miradas.
—Estén tranquilos, la primera vez que me trajeron también me sentí…
desconcertado —dijo Mr. Beauchamp saliendo del coche—. Estamos muy cerca pero
el último tramo inevitablemente hay que hacerlo a pie.
Sara se agarró con fuerza a mi brazo y fijó la mirada al suelo en previsión
de que nos sorprendiese alguna de las serpientes de las que nos había hablado
Mr. Beauchamp. Pero la sorpresa la encontramos tras sortear un grupo de nogales
que ocultaban la mayor serpiente del bosque: las sinuosas aguas del río
Kentucky.
—Es mejor descubrirlo sin esperarlo, ¿Verdad? —dijo Mr. Beauchamp.
Ciertamente impresionaba contemplar como el último rayo de luz se perdía
entre las aguas turbias del río. Aprovechando que Sara se había adelantado y
parecía hipnotizada por la belleza del paisaje, Mr. Beauchamp aprovechó para
sacar una petaca del bolsillo y sin mediar palabra me la ofreció. Bebí un trago
de aquel licor amargo y ácido cuando rompió el silencio un penetrante olor a
pescado asado, me giré instintivamente buscando su origen y descubrí una
miserable cabaña de madera que por su aspecto exterior no daba la impresión de
ser el mejor restaurante de ningún sitio. Sentí una punzada en el estómago. Después
de dos meses parecía que mi cuerpo había perdido la costumbre. O quizá me
estaba pidiendo más.
»Parece que nuestro protagonista tiene algún problemilla con el alcohol... ¿Adivinas qué pasará ahora?»
Pues parece que Beouchamp se vuelve cada vez más enigmático en su manera de actuar. Por otra parte creo que Timothy nos va a desvelar, y por eso ha comentado lo de el problema con la bebida del narrador, esos conflictos de pareja a los que hizo referencia en el anterior capítulo.
ResponderEliminarMorning, Funny Coffin,
EliminarVas dando en los clavos adecuados, y nunca mejor dicho. Ho, ho, ho...
La bebida desmedida nos pierde y claro que lleva a conflictos!
Sigue así!
Saludos,
Thimothy Blot
Es de esperar que, aún pareciendo una miserable cabaña de madera, el restaurante sea un lugar acogedor donde se sirva un exquisito pescado fresco dada la cercanía con el río Kentucky. La velada será muy agradable y gustosa. El vino regará en demasía la extraordinaria comida, sobre todo en los estómagos de Mr. Beauchamp y de nuestro narrador sin nombre. Acercarán posiciones. Este será el momento en que Mr. Beauchamp pedirá que se le llame Thomas y se desvelará el nombre de nuestro protagonista. Sara echará humo por las orejas.
ResponderEliminarBuenas, Yabadabadú,
EliminarFrio, frio con lo de "un lugar acogedor". Pasarán cosas pero no sabremos (aún) el nombre del protagonista...
Sigue leyendo!
Saludos desde Belmarsh del siempre tuyo,
Timothy Blot
Pues sí, parece que el alcohol va a tener alguna relación con esos problemas de pareja que se apuntaban. Así, por especular, en el capítulo siguiente podríamos encontrarnos al protagonista despertando solo en medio del bosque con una monumental resaca, sin atisbo de la cabaña de marras. Podría ser Thomas quien lo ha emborrachado adrede para llevarse a Sara con turbios propósitos relativos, quizás, a su bebé, o podría ser él mismo quien se ha embriagado para convencer a Sara de que lo abandone por sentirse indigno de ella. Yo me inclino más bien por la primera hipótesis, me resulta más intrigante y creo que ofrece más posibilidades.
ResponderEliminarEn cualquier caso, esa excursión me sigue dando mala espina.
Mi Señora Cangrejo,
EliminarAcierto pleno en la primera frase. ¡Así me gusta! Me emociono y se me saltan las lágrimas...
Por el centro del mensaje hay zonas frías y zonas cálidas pero la frase final es otro pleno!
Buen ojo Miss Crab, sigue mirando, sigue leyendo, sigue deduciendo...
Saludos de Timothy Blot