🧹 La asistenta

Hay familias y familias, o como dijo León Tolstói al principio de su Ana Karenina: «Todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz lo es a su manera».

Hace unos días hablábamos de una serie que retrata las miserias de las familias pudientes y hoy lo hacemos lo mismo con las que viven en la escasez. Las dos caras de una misma moneda. Con particularidades que las diferencian, eso sí.

En el caso que nos ocupa, los personajes de La asistenta (Maid) no viven en la abundancia. Apretándose y contando centavos consiguen llegar a duras penas a fin de mes. Por supuesto no son herederos de imperios económicos, no viajan en jets privados ni viven en ostentosos apartamentos en el centro de Nueva York. Pero si comparten con las familias multimillonarias el hecho de vivir en familias disfuncionales y rotas.

La protagonista es una joven madre que sufre malos tratos y lucha por superar una situación que, previsiblemente, le abocará a un futuro sin esperanza. Huye de casa (si se puede llamar casa a una caravana en medio de un monte) con su hija y debe lidiar con la burocracia, con un trabajo de asistenta por horas y contra su propia mentalidad. En una ocasión le comenta a la asistenta social que no quiere solicitar ayuda porque le quitaría el lugar a alguien que realmente lo necesitase. La mirada que le devuelve la asistenta no tiene precio… ¿tus malos tratos no son reales porque no tiene moratones? Si no tienes modo de pagar el alojamiento ni la comida para ti y tu hija, ¿realmente no necesitas ayuda?

Margaret Qualley, que no puede esconder que debe su belleza (y sus dotes interpretativas) a su madre Andie McDowell, que también participa en la serie interpretando paradójicamente a su madre en la ficción, está soberbia intentando salir del agujero en que se ha convertido su vida.

A medida que vamos conociendo más del entorno, nos damos cuenta que los malos tratos empezaron mucho antes. Su madre sufrió una situación similar e igualmente rehízo su vida (como pudo) escapando con ella. La ecuación familia rota más entorno socioeconómico bajo da un resultado inequívoco: qué difícil lo tienes chica.

Pese a todo, lidia con la indigencia, la burocracia y el entorno para intentar salir del hoyo. ¡Que no es fácil!

Un detalle curioso: pese a la situación precaria de los personajes, el arte está muy presente en su día a día. La madre es un proyecto de artista plástica y la hija siente una gran pasión por la literatura (un poco de esa metaliteratura que tanto me gusta), y será la tabla de salvación para poder sacar la cabeza y respirar. Imaginar, leer y crear son capacidades innatas del ser humano, además son un lujo gratuito con el que disfrutar y pueden transformarse en el salvavidas para no ahogarnos en la asfixiante realidad, o incluso conformar la raíz de un objetivo para crecer y cambiar de vida. 

Son diez episodios de cincuenta minutos cada uno que puedes ver en Netflix y te invitarán a reflexionar…

Comentarios

  1. Estupenda, serie. La he visto hace poco y a parte de las estupendas interpretaciones, sobre todo la de Andie McDowell, la, historia toca muchos temas que se reflejan a través de las experiencias por las que pasa la protagonista. La violencia, de género, la insensible burocracia, las duras condiciones laborales que imponen las agencias de trabajo domestico. En fin todo un retrato social. Y para mí el tema principal , la resiliencia que muestra la protagonista.
    La recomiendo al igual que hacéis vosotros desde este blog.
    Gracias

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