💄 Egoístas, superficiales y mentirosos: de animales a dioses /2
Uno de esos fines de semana tontorrones en que llevaba más tiempo zapeando por el catálogo de Netflix de lo que hubiese tardado en ver una serie de doscientos treinta capítulos entera, me paré en Valeria. Lo que me sirve para continuar el post que publicamos el 23 de noviembre. Ahora con Superficiales.
La serie es un producto de aproximación a los libros de Elísabet Benavent.
La cosa va de cuatro amigas cada una con sus problemas existenciales. Una de ellas es Valeria, la protagonista que da nombre a la serie. Un proyecto de escritora intentando superar dos bloqueos vitales: el creativo y el de pareja. Arropada en todo momento por las otras tres amigas. Al menos el tiempo que les permiten sus conflictos personales, que también se resumen en dos: laborales y amorosos.
La trama, según la define Betacoqueta (que es la versión de la autora en redes sociales), viene a ser:
Valeria es como tú y como todos. Ella está enamorada de Adrián, hasta que conoce a Víctor. Pero Valeria no está sola. Porque tiene a Lola, que maneja el sexo como el que maneja un arma, a Nerea, que es doña perfecta, y a Carmen que es insegura, odia su jefe, y para más inri, está enamorada de su compañero de trabajo. Valeria es como todos. Porque todos queremos ser felices, entre tanta mierda que nos explota en la cara.
Valeria tiene un carácter complejo: a veces firme, otras vulnerable y tierna. Lola, coqueta, sexy y espontanea, trabaja como traductora y vive para el sexo. Carmen es sincera, cariñosa y dubitativa. Odia a su jefe y ama a su compañero. Personalidad que contrasta con su forma desinhibida en el vestir. Nerea es la niña bien, elegante, fría y formal. Trabaja en el bufete de los papás y esconde una homosexualidad que no sabe como gestionar. Las cuatro amigas bordean la treintena y viven una vida edulcorada y sin mayores sinsabores que los descritos.
Y ya. Porque los personajes masculinos que deberían dar el contrapunto a estos estereotipos de feminidad son más simples aún si cabe. Eso si, todos ganan cuando se sacan la camiseta. Cuerpos cuidados y apetecibles para treintañeras. En lo formal es una de esas series de guapilandia, todos bellos y listos para disparar.
Destaca en la serie la fotografía y, sobre todo la música, que aportan un tono de frescura que se agradece.
Como digo, la idea es sencilla y funciona como entretenimiento simplón para preludio de una buena siesta.
Pues bien, si la serie me entretuvo, el libro me aburrió hasta el punto en que tuve que obligarme a acabarlo. ¡Vaya tostón! Quizá le faltaba una fotografía cuidada y algo de musiquilla actual para hacer el texto más digerible… Pero en cierto modo, si quitamos el envoltorio, ambos (libro y serie) son lo mismo: un producto superficial y prescindible. Aunque hemos de considerar que no respondo al target de usuario de este producto.
Arriesgándome a ser tachado de machista, en mi opinión, es una serie pensada para mujeres jóvenes con cierta necesidad de picardía erótico-festiva. Incluso la propia autora incluye su obra en lo que define como novela romántico-erótica. Y ahora que andamos en tiempos de anglicismos vendría a ser una novelita chick lit, un género dentro de la novela romántica que está en auge, escrito y dirigido para mujeres jóvenes, especialmente solteras, que trabajan y están entre los veinte y los treinta años. Así pues, si no estás dentro de esos parámetros, no te recomiendo la serie, y menos aún el libro. Y si, por el contrario, cumples los condicionantes quizá te hagas fan vitalicia de la saga Valeria (aunque opciones para no caer haylas..).
Bajo tu responsabilidad tienes la serie de Valeria en Netflix, y como vivimos en un estudio de marketing continuo, la respuesta obtenida de público garantiza una segunda temporada que ya está en marcha.
Todos los libros de la autora están a tu disposición en eBiblio, pero te recomiendo que eches un vistazo al catálogo antes de descargarlos porque cabe dentro de lo posible que encuentres algo más apetecible.
Comentarios
Publicar un comentario