✒La pezuña de plata/294: La prueba
Abrí un libro al azar por la página siete y memoricé durante quince minutos la mayor cantidad de palabras que pude. Después me puse la chaqueta y salí hacia la parada del bus. Sin rumbo ni destino. Me había propuesto mantener siete conversaciones con diferentes personas de no más de quince minutos y usando únicamente las palabras memorizadas.
Todas las personas que participaron quedaron francamente satisfechas. Al menos eso escribieron en los formularios de evaluación. Y juro que no miré mientras los rellenaban. Tampoco había premios ni otro aliciente que alterase la prueba.
En pocas palabras, fue un éxito.
Cartero Comercial presenta este texto para participar en el concurso La pezuña de plata
¡Humm...!
ResponderEliminarJaja, uno de metaliteratura con el certamen de pezuña debajo de la alfombra ¡buen broche en las narices a los tiquismiquis como un servidor! Sobre el cuento: se agradece la corrección y la brevedad. El asunto es original, el personaje pedante hasta dar asco. Candidato a algún céntimo.
ResponderEliminarMiiig- miiig ( os juro que así suena mi telefonillo) "cartero comercial ¿ me abre por favor?". Echo de menos la llamada al portero y la frase. Me he preguntado muchas veces dónde estarías. Ahora lo entiendo.
ResponderEliminarSi es un consejo antiaburrimiento, tomo nota, aunque yo seguro que no hago el formulario.
ResponderEliminarQuerido cartero comercial:
ResponderEliminarSiento que seas el penúltimo. El último se está llevando todos los comentarios y despedidas adjuntas.
Pero que por mí no quede, te debo el agradecimiento de no poder dormir la siesta. Marcaste una equis en el portero automático el primer día que cometí la torpeza de contestar.No te guardo rencor aunque " tu prueba" me parece una estupidez.