Historia de la literatura
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA:
La noche en que Frankenstein leyó el Quijote, 2012. Presenta varios enigmas literarios, los más sorprendentes de la historia. La obra inició la trilogía sobre la historia de la literatura con gran éxito entre jóvenes lectores y lectoras que se apasionan por la lectura. A modo de relatos cortos e independientes hace un repaso a algunos de los acontecimientos de la literatura más importantes y significativos, desvelando algunos de sus secretos mejor guardados: ¿Quién escribió realmente las obras de Shakespeare? ¿Quién descubrió realmente el potencial de Harry Potter? ¿Quién pensó por primera vez en el orden alfabético para ordenar los libros? ¿Qué escritor era capaz de escribir dos obras maestras al mismo tiempo? ¿Qué autor burló la lista de libros prohibidos de la Inquisición?La sangre de los libros, 2014. Imaginativa obra de relatos que forma parte de su trilogía sobre la historia de la literatura. Asesinatos, suicidios, duelos, condenas a muerte, guerras, eclipses, vampiros, misterios, juicios. Detrás de los grandes libros se esconde mucha más sangre de lo que uno podría imaginar. ¿Por qué Pushkin murió en un duelo? ¿Es cierto que se han hallado pruebas de la reencarnación de Shakespeare? ¿Sabías que Pessoa tuvo dificultades para encontrar editor o que La Divina Comedia estuvo a punto de no publicarse?
El séptimo círculo del infierno, 2017. Escritores malditos, escritoras olvidadas, obra con la que termina su trilogía sobre la historia de la literatura. Muchos son los infiernos de la literatura a los que se han tenido que enfrentar escritores y escritoras de todos los tiempos: el KGB, el régimen nazi, la Inquisición, las guerras, el hambre, la pérdida de un ser querido, la censura...
APUNTES DE LAS CLASES:
La noche en que Frankenstein leyó el Quijote
Busca conducir al lector audaz más allá de la frontera que nos marcan las páginas de un libro, las palabras de un poema o las luces de una función. Éste es un pequeño gran viaje que pretende mostrar al lector aquello que se esconde detrás de los libros: los autores, sus vidas, sus caprichos, sus genialidades y, a veces, sus miserias, y también aquello que hay detrás de los libros mismos como objeto.
Si Mary Shelley aprendió español para poder no leer sino degustar el Quijote, ¿no deberíamos todos los que tenemos la fortuna de saber español encontrar algún momento de nuestra vida para zambullirnos, aunque sólo sea un rato, en alguno de los maravillosos relatos que pueblan la irrepetible historia del maravilloso Don Quijote? Y pronto, antes de que los programas informáticos decidan que no debemos leerlo; o, para ser más justo, antes de que quienes programan los programas informáticos decidan que ya no debemos leerlo.
Sir Arthur Conan Doyle está muerto y no le podemos resucitar, pero Holmes sigue vivo, más vivo que nunca. A veces los personajes son mucho más importantes, más fuertes, incluso casi más reales, que sus autores.
Sobre París en el siglo XX: Seguramente, si Verne hablara del futuro, de nuestro próximo futuro, todas las agencias de calificación menospreciarían su opinión y no les temblaría el pulso a la hora de rebajar la calificación de sus novelas.
La sangre de los libros
Para leer este libro no importa el grupo sanguíneo del lector. Solo importa dejarse llevar por la pasión de la lectura y, eso sí, tener mucha sangre en las venas.
Lo único cierto es que la mala ciencia mata y la buena ciencia ficción, como toda la buena literatura, nos conduce a mundos infinitos. De modo que viajen a esos universos. Lean los epigramas de Séneca, los discursos de Cicerón o la genial Eneida de Virgilio. Saboreen los poemas de Petrarca, Quevedo, Bécquer, Espronceda, Coleridge, Percy Shelley, Pessoa, Emily Dickinson, Dionisio Ridruejo o tantos otros. Emociónense con las novelas de Victor Hugo, Balzac, Charlotte Brontë, Pushkin, Bram Stoker, Vicente Blasco Ibáñez, Robert Graves, D. H. Lawrence, Emilio Salgari, Agatha Christie, Elias Canetti o las de tantas otras mentes geniales de la literatura. Cuando tengan poco tiempo para leer, paseen entonces sus ojos por los relatos cortos de Edgar Allan Poe, James Joyce o Ángeles Mastretta. Y si ven que en su ciudad representan una obra de teatro de Lope de Vega, de Calderón de la Barca o de Shakespeare, no dejen pasar esa oportunidad por nada del mundo. Y, por lo que más quieran, no se detengan, no dejen de leer ahora simplemente porque se nos hayan terminado las páginas.
Rescatar no es eso, pero hay políticos que torturan a las palabras hasta hacerles confesar significados que no tienen.
Lope creó la primera denominación de origen. Era un genio. Miren cómo definía la poesía:
—La poesía es pintura de los oídos, como la pintura poesía de los ojos.
Sobre Emilio Salgari Ah, y recuerden que en sus novelas los malos eran siempre los ingleses. Quizá por eso quieren, en este mundo global-anglizado, que lo olvidemos.
Alexander Search: Si volvemos a nuestro autor del siglo XX, él dijo de los poetas: He oído a cierta gente preguntar: »¿Qué es un poeta normal?«. La respuesta es sencilla: un poeta normal no tiene sentido. El mismo hecho de ser poeta excluye la normalidad. Ningún hombre normal, ningún hombre »ordinario« es un poeta. […] El genio no puede coexistir con un intelecto común. Es imposible. El genio consiste en una asociación de ideas anormalmente.
¿Hasta qué punto influyó la novela de Blasco Ibáñez sobre la primera guerra mundial en la participación de Estados Unidos a favor de Francia? Es difícil decirlo, pero Los cuatro jinetes del Apocalipsis se tradujo al inglés con rapidez y se publicó en Estados Unidos con un éxito arrollador de ventas. Quizá se viera favorecida porque la propia presidencia americana quería justificar su participación en la guerra, o quizá fuera tan solo porque es una obra magníficamente escrita, pero el caso es que la novela de Blasco Ibáñez fue el primer bestseller en Estados Unidos de un autor español. Algo sin precedentes históricos. Cierto es que no se trata de una obra objetiva, sino maniquea, de buenos buenísimos y malos malísimos
Sobre el escritor Elias Canetti, Aunque por aquí lo tengamos muy olvidado, bien harían los que nos gobiernan hoy día en leer de nuevo, o por primera vez, Masa y poder: quizá así entenderían mejor lo que se les puede venir encima, o… no, me corrijo: igual es mejor para todos que sigan sin leerlo.
Sobre los editores y el proceso de publicación: el capítulo La piel de un libro, no tiene desperdicio.
El séptimo circulo del infierno
—Porque no sólo hay que leer aquello con lo que se está de acuerdo.
Esa frase supuso para mí un antes y un después en mi vida. Es natural que todos tendamos a leer, ver o escuchar, libros, cine o música que se ajustan a nuestros gustos y forma de pensar, pero resulta que es bueno, muy bueno, de cuando en cuando, leer otros libros y otros periódicos que no sean los que uno suele preferir, ver otras películas diferentes a las que habitualmente uno no iría y hasta escuchar música que uno nunca consideró interesante. Hacer eso es sano para la mente. Gracias, profesor Hamlet.
Sobre libros prohibidos por la iglesia:
En www.delibris.org, la novela de Javier Sierra El maestro del Prado recibe la calificación de LC1, dentro del siguiente baremo: LA1, LA2, LB1, LB2, LC1, LC2 y LC3, donde LA1 implica que el libro es moralmente aceptable en su totalidad, y LC3, completamente inaceptable. Esto es, «moralmente» siempre desde la perspectiva católica más conservadora.
Así, el libro de Javier, clasificado como LC1, está en la librería, pero sutilmente oculto. Si fuera LC3, no quiero ni pensar qué habrían hecho con él. Es censura. Suave. Indirecta. Sutil. Pero censura. Se empieza así.
Investigué un poco. Varias novelas históricas mías son calificadas en delibris.org como LB2. Me pareció sorprendente, porque siempre he procurado ser muy respetuoso con el cristianismo. Y lo reconocen en delibris.org cuando dicen de mis novelas: «el cristianismo está bien tratado». Entonces, ¿por qué no soy LA1? El sexo. Mis libros, y cito literalmente, tienen «algunas escenas sensuales más descriptivas y enrarecen el ambiente de la novela». Una escena dicen que es de media página. Claro, entre mil doscientas es claramente imperdonable. Se ve que estoy obsesionado.
...Albergaba serias esperanzas de que con mi última novela, La legión perdida, publicada en febrero de 2016, delibris.org me ascendería a (¿o debería decir me hundiría en el infierno de...?) la categoría LC3. Allí me vería «obligado» a compartir espacio con gente tan terrible como Goytisolo, Delillo, John Irving, Jose Luis Sampedro, Naipaul, Benedetti, Fernando Savater, Juan Marsé, Philip Roth, Bukowski o Nabokov..., por mencionar algunos autores inmorales y perversos. Un dulce infierno.
¿Lo conseguí?
No.
Sigo siendo LB2.
Lo entiendo. Comprendo que estoy lejos de ellos. Paciencia. No pierdo la esperanza. Seguiré trabajando con denuedo para escalar posiciones, es decir, para hundirme en ese dulce infierno
Que interesante el artículo y como siempre me descubris nuevos escritores. No conocía a Santiago Posteguillo y me ha parecido muy atractivo el contenido de los libros que comentáis. Increíble lo de la clasificación de los libros. Y como siempre coronando con música y de la buena. Infinitas gracias por vuestra labor divulgativa que destila amor por los libros.
ResponderEliminarGracias gema por tu comentario. Posteguillo escribe principalmente novela histórica y ha sido Planeta con una de ellas, que como siempre no es la mejor.
EliminarPerdón por la falta de ortografía, es culpa de los relatos. Gema
Eliminar