💨La gran mentira del movimiento


Que el arte siempre miente lo sabemos todos.  En el sentido de su capacidad para engullir la realidad y construir a partir de ella una historia idealizada. Incluso, como es el caso, en el intento de reflejar fielmente la realidad sobre soportes en los que es imposible recrearla. En concreto, hoy os voy a hablar del movimiento.

En todas las disciplinas artísticas existe un interés por integrar el movimiento, la cinética. En la literatura, que es de lo que más hemos hablado en el blog, existen recursos estilísticos que simulan acción, rapidez, agilidad, frenesí… movimiento. Cualquiera que se haya ejercitado en la escritura creativa, sabe que usar frases muy cortas, incluso formadas únicamente con una o dos palabras, aportan velocidad a la narración; y en su contrario, recrearse en descripciones extensas y detalladas, ralentiza la acción.

En el cómic, desde sus orígenes, se han usado las líneas cinéticas para codificar el movimiento de los personajes y objetos. Tan sencillo como dibujar unas líneas decrecientes tras la estela de lo que se mueve.

En fotografía, un ejemplo podrían  ser las  tomas de amplia exposición. Por ejemplo esas fotografías donde vemos una autopista nocturna surcada por multitud de serpientes de luz que no son más que las estelas de las luces de los vehículos que dejan registro de su movimiento.

Y de ahí al cine hay un paso. Sin embargo, y como en todos los casos anteriores, tampoco en el cine existe movimiento real,. Existe el conocimiento de la realidad, su estudio  y  el descubrimiento de que proyectando veinticuatro fotografías por segundo, por delante de nuestros ojos, conseguimos engañar al cerebro y ver como lo inerte se mueve. Mentir para crear la apariencia del movimiento.

Podría seguir ahondando es este apasionante tema que me lleva a preguntarme si somos capaces de ver el movimiento fuera del arte, en la vida real. Ya que solo vivimos en un diminuto y puntual instante entre el pasado y el futuro. En ese instante no  hay movimiento, hay una foto fija. Y es nuestra capacidad de entendimiento la que relaciona ese instante con lo anterior y lo venidero, para entender y apreciar el movimiento.

Interesante esto del movimiento, ¿verdad? Pues hoy entendemos algo más porque hay personas que no se han detenido aquí, han seguido avanzando, estudiando, creando y jugando con el movimiento. Tal es el caso de Freddy Salvador.

En las arte plásticas el asunto del movimiento ha sido objeto de estudio desde siempre. El término cinético se asocia al arte desde hace más de cien años cuando NaumGabo y Antoine Pevsner redactan el Manifiesto Realista, diez años después de que los futuristas y cabe destacar a Marcel Duchamp, sembraran el germen del arte cinético. Pero el concepto de arte cinético se ubica en los años cincuenta llegando a su apogeo en las décadas de los 60 y los 70. Quizá uno de los artistas más conocidos sea Alexander Calder y sus esculturas móviles (suya es la obra que abre el post), pero han habido muchos maestros del arte cinético hasta llegar a Freddy Salvador. A sus plásticos, sus líneas y sus manchas que se retuercen formando esculturas pictóricas o pinturas tridimensionales.



Si hablaba al principio de la mentira  en el arte, Freddy es un mentiroso destacado ya que su propuesta de movimiento es estrictamente inmóvil y necesita de la complicidad del observador, que no debe limitarse a mirar sino que debe participar. Debe aportar el movimiento. Puede moverse alrededor de la obra o limitarse a un sutil giro de cabeza para apreciar como las líneas de color atrapadas en las láminas plásticas comienzan a moverse.

En palabras de Dalia Ferreira, las obras de Freddy Salvador tienen la capacidad de reconstruirse infinitamente en la retina del espectador. Y cada observador experimenta un movimiento único, una geometría íntima que juega con el caos.

Además, Freddy es un tipo simpático y cercano. Tuve ocasión de conocerle durante el montaje de la exposición y enseguida mostró interés por la faceta didáctica de su trabajo, y me hizo llegar unas piezas breves donde nos explica cómo se enfrenta al reto del movimiento, de la línea y del color:

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La exposición de Freddy Salvador, Los otros caminos del cinetismo, se inauguró el viernes 13 de mayo en la Sala de exposiciones José Saramago de Leganés. Yo no pude asistir pero disfruté de ella el martes pasado y tú puedes hacerlo hasta el día 13 de junio. En soledad o en compañía... pero si tienes niños, te recomiendo que te animes a ir con ellos. Seguro que les encanta.


Puedes ampliar información del autor desde sus cuentas de instagram:
@freddy_salvador_
@freddysalvador.gg

El comisariado de la exposición recae en Kiki Pertiñez Heidenreich
La dirección de los videos ha sido de @santiveiga.film. La fotofija de @elnestorandresb. La entrevista de @kikipertinezh de @ekipao y @boomartcommunity. Y la localización de @boscodelobosmadrid y @coamadrid.

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