✒La pezuña de plata/296: Qué más quisiera él

Vi por la ventana que era un día lluvioso y frío y me acordé del pobre de la esquina. Se había instalado ahí unas semanas atrás y me cruzaba con él cada mañana al ir al trabajo. Me imaginé que estaría empapado y muerto de frío. 
Antes de salir, cogí unos viejos guantes de lana y un anorak que no usaba hacía años para dárselos.
Lo encontré medio acurrucado bajo la marquesina de la cafetería donde solía pararme a desayunar. Llevaba una chaqueta medio raída con el cuello subido para protegerse de la lluvia y el frío. La mano que sujetaba el cubilete metálico de las limosnas estaba enrojecida.
Cuando le entregué las prendas de abrigo me miró de arriba abajo con los ojos arrugados, como si se acabara de despertar. Cogió lo guantes y se los puso enseguida con evidente alivio. Luego volvió a mirarme con atención, y me preguntó:
—¿Va usted hasta el final de la calle?
Se dio cuenta de que era una pregunta extraña. Apuntó con la mano a lo lejos y aclaró:
—Es que mi mujer está pidiendo en aquella rotonda de allí; para que le diera usted a ella el anorak; estará muerta de frío, la pobre. Es rubia.
Solía coger el metro para ir al trabajo, pero tenía tiempo y, por otro lado, iba bien abrigado y había comenzado a escampar. Le dije que bueno.
Encontré a la mujer sentada en la acera cerca de la rotonda, a la puerta de un colegio. Tenía el pelo cubierto con un pañuelo descolorido a través del cual todavía se podía ver que era rubia. Se abrigaba malamente con un chaleco de tela fina sin mangas que apenas le cubría el pecho. Me paré y le di el anorak. Le dije que su marido, el de arriba de la calle, me había pedido que se lo entregara.
La mujer tomó el anorak sin mirarme y se lo puso enseguida. Noté su expresión de placer bajo la capucha que casi le tapaba la cara. Luego me dirigió una mirada amable de gratitud, y dijo:
—Es un buen hombre, pero no es mi marido… Qué más quisiera él.

El último de la clase presenta este texto para participar en el concurso La pezuña de plata


NOTA: Este relato lo recibimos el 29 de agosto a las 12.12h. El autor nos avisó de que había enviado tres y nos pedía que anulásemos uno de ellos para incluir éste. Y así lo hicimos... al menos esa fue nuestra intención cuando anulamos la publicación del primero. Pero se nos olvido incluir éste en justa compensación.
Por ello y entendiendo que es un fallo nuestro procedemos a publicarlo e informamos que entrará en concurso. Siendo por tanto (y de momento) 296 los relatos presentados.
Pedimos disculpas al al autor que parece que se lleva el premio a la mala suerte.

Comentarios

  1. La historia del desconocido haciendo de Cupido. Aunque llega tarde, pues la mayoría de los francotiradores ya se encuentran de vacaciones, y dudo que lo puedan reseñar adecuadamente, excepto yo, que estoy siempre al pie del cañón. Me merezco un premio, o algo, pero eso no importa ahora. El relato está demasiado bien escrito para ganar la pezuña, por supuesto.
    Ex Anónimo

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    1. Dondedigodigodigodiego20 de septiembre de 2021, 10:47

      Aunque yo también estoy al pié del cañón y, también, me merezco un premio,
      ¿ harían el favor de entregárselo al anónimo de aquí arriba?Es uno de mis ex. Que más quisiera él.jajaja.

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  2. Un buen relato, tierno pero sin caer en la ñoñería. Corrección impecable. Con un estilo sencillo pero eficaz y un desenlace lleno de ironía donde se resalta lo que parece una vanidad absurda ante un gesto hermoso y que deja un poso de amargura. Obviamente su autor codicia el lapicero e in extremis tal vez lo consiga.

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  3. Para ser el último de la clase has MEDIDO muy bien las palabras y casi te ha salido un relato redondo. Supongo que Cerrito te hablará de alguna que otra falta tipográfica que, supongo, has cometido por eso del qué dirán y disimular malamente que vas de cabeza a por el lapicero.

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    1. Soloséquenosénada: ¿de qué incorrección ortotipográfica hablas, debo de haber perdido las gafas o "No sé donde he puesto mis gafas"?

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    2. Pero cerrito...no doy crédito. ¿ No has visto "lo guantes"? Y una coma que sobra delante de conjunción copulativa, creo.

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    3. Pido perdón y comprensión, Soloséquenosénada, las faltas están, pero me parecieron más errores de tecleo que voluntad de caca y reconozco que se me fue el santo al cielo con ser el último de la clase, digo para comentar.

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  4. No solo está la historia de la obra de un buen samaritano sino que se intuye una bonita historia de amor. Apetece leer hasta el final porque siempre gusta seguir los pasos de una buena persona( en este caso, llegan a ser dos)

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  5. El tiro por la culata20 de septiembre de 2021, 11:01

    Guárdalo como cuento de navidad.

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  6. No sé donde he puesto mis gafas20 de septiembre de 2021, 11:12

    ¡¡Puuufff!! Aunque no sé dónde he puesto mis gafas, puedo ver que es milhojero y empalagoso aunque le salva un poco la reacción de la mendiga.
    También tiene una forma de relatar manida y poco original, con la típica frase final que siempre intenta sorprender.Es un relato que encaja a la MEDIDA para pezuña ¡ Suerte!

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  7. Candidato a lapicero, sin duda, pero está demasiado bien escrito y como cuento de buen rollito ( o navideño, según El tiro por la culata) no hay nada que discutirle, lo que dudo es que al ser tan bienintencionado no se le vea lo malo (el celestineo vía la limosna), y como he dicho más arriba, no le veo errores.

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  8. El último de la clase20 de septiembre de 2021, 12:44

    Pero, bueno, ¿qué tiene de buen rollo y navideño darle una anorak a un pobre muerto de frío? La próxima vez que lo vea (tendré que esperar al invierno) le escupo en la cara y le pisoteo los piños, a ver si así me sale una literatura más moderna y las miopes encuentran sus gafas.

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    1. No te sulfures El último de la clase y menos para defender tu texto. Lo que nos pasa a quienes comentamos, es que la limosna o el desprenderse de ropa para dárselo a quienes la necesitan, la tenemos interiorizada como un acto de caridad y, como sabrás, la caridad es un concepto (noble, si) presente en todas las religiones y por eso nos suena buenrollista y navideño. Lo que creo que no tiene nada de malo, ahora si quieres escribir otro cuento con mucha carga de aporofobia, ¡ánimo!

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    2. Ja, ja, ja, no defiendas tanto el texto, Último de la clase, que esto es un concurso de cuentos malos. Aún así, estoy contigo en que el buenrollismo queda anulado con la frase final en la que se presenta a la mendiga como una engreída.

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    3. No sé donde he puesto mis gafas20 de septiembre de 2021, 13:46

      Es que último de la clase no tiene MEDIDA en sus ofuscaciones, me temo.

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    4. Ni que fuera un agrimensor como ex- agrimensor.

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    5. El ex agrimensor castellano20 de septiembre de 2021, 15:00

      Guau! Qué prosa tan original y poco manida la del gafotas lujoso! Increíble! Muchas gracias, ahora me doy cuenta de lo bien que escribe el Rey del Mambo!! Pido perdón sinceramente, con esta prosa poco original pero sincera, machote del barrio.

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    6. El último de la clase20 de septiembre de 2021, 15:01

      Se entiende gafotas luposo o luposa. La prosa manida es lo que tiene.

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    7. El ex agrimensor castellano20 de septiembre de 2021, 15:03

      Y ojo a ese despliegue de ingenio de escribir medida con mayúsculas! Es el que tiene talento, lo tiene, no se puede hacer nada ante la fuerza del genio.

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    8. Perdón por medida con mayúsculas. Era una broma dirigida a agrimensor que intuía era el último de la clase. Creo que me he equivocado.

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    9. No sé donde he puesto mis gafas20 de septiembre de 2021, 17:38

      ¿ La medida del ego también la toman los agrimensores?¿ Y la del sentido del humor?. Jajaja

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    10. Un relato bien escrito, como habéis señalado. Podría esperarse, sin embargo, que fuera un mal relato debido a la historia que cuenta, pero tampoco parece que sea así. Al menos no parece tan malo para ser considerado de los peores. El final es, cuando meno,s chocante. ¿En qué sentido es chocante? Eso depende la actitud de la mendiga que da esa respuesta. Es normal que haya diversidad de opiniones, ya que no se dan muchos indicios, o ninguno (ella simplemente dirige una mirada de gratitud a su benefactor, no se dice con qué entonación dijo la frase final, ni la expresión de su cara al decirlo). Y me temo que tampoco el propio autor tiene la última palabra en eso, la suya no deja de ser una opinión más en este momento. Pudo ser perfectamente una vanidad absurda (Lukánikos), la frase de una engreída (también Lukánikos), o pudo ser una ironía exenta de vanidad (si ella es engreída su frase no tiene intención irónica, la ironía estaría entonces en el hecho de narrar esa historia, con esa frase que delata el engreimiento de la mendiga), o pudo ser una simple broma sin más pretensiones. Pero ¡cómo se nota que no conocéis los sublimes personajes de Beckett, estimad@s compañer@s!, ¡nada de ironía ni engreimiento! Es simplemente la expresión de la realidad de un amor no correspondido, un detalle tierno también, un guiño. Esos mendigos, despojados ya de su mendicidad reflejan la humanidad desnuda y espontánea. Claro que, entonces, la historia contada desde su punto de vista sería muy diferente, no hay que olvidar que también ell@s están ahí.

      En todo caso, el relato tiene algún interés, el final es curioso, da lugar a interpretaciones contradictorias. ¿Es un mal relato por ser demasiado indefinida la intención de esa respuesta? Empatía, sentido común, ¿o perplejidad?, ¿para qué contar algo obvio? La pro. Basta.

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    11. Interesante tu análisis, Trikolz. Como a mí también me gusta (más que a un tonto un lápiz, jajaja) jugar a destripar los significados de los textos, quiero puntualizar algo acerca de mi interpretación del engreimiento de la mendiga, y es que, cuando en un relato no se dan indicios de la actitud de una respuesta, como tú muy bien dices acerca de éste, y por lo tanto cabe la interpretación por parte del lector de la frase desnuda (“qué más quisiera él”), creo que entonces cobra fuerza el uso tradicional que se ha venido haciendo de esa frase en el acervo popular: ¡qué más quisiera él!, ¡ya le gustaría!, ¡ya quisiera el gato lamer el plato!, etc. Y ello sin olvidar que el propio autor no sólo la remarca como final, sino también como principio, dándole la entidad de título. Si además su enunciación va precedida del noble detalle de que el mendigo enamorado piense en su bienestar, dicha respuesta (muy fea) solo puede revelar engreimiento o conmiseración preñada de menosprecio, desprendiéndose de ello otra posible interpretación (ahora teniendo en cuenta que la mirada amable de gratitud va dirigida al tipo que cumple con el encargo), y es que la mendiga esté mintiendo y anunciando que está libre de compromiso, tal vez coqueteando. Pero, sí, esto tal vez es ir ya muy lejos y mear fuera del tiesto.

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    12. El ex agrimensor castellano20 de septiembre de 2021, 21:54

      I love you, Lukánikos

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  9. Creo que el relato está bastante bien. Desde luego, no lo veo para pezuña. Me atrevo a sugerir al Último de la clase que, en el caso de que presentase este cuento a un concurso de los tradicionales, le cambie el título, por aquello de no dar pistas sobre el final, aunque como es lógico, cada autor sabe cuales son sus intenciones.

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  10. El ex agrimensor castellano20 de septiembre de 2021, 21:16

    Gafotas: Cinco! Vamos que te lo he puesto a huevo... Porque tú eres uno de esos, ¿no? Tu sentido del humor, no? Y ¿por qué te escondes tras un nuevo seudónimo? Está claro, no? O no...

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    1. El ex agrimensor castellano20 de septiembre de 2021, 21:19

      Te lías luposa, el que escribió medida con mayúsculas no fuiste tú, sino tú con gafas. Es que nos liamos.
      Pues nada: que gracias a todos otra vez. Yo ya avisé que el último cuento era el mío, creo que no había misterio. Pero el de las gafas no se enteró, ese o esa es de los que no se la cuelan fácilmente, el chepa del barrio. Buena suerte a todos. Nos vemos en los Nobel.

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    2. El ex agrimensor antimiopes20 de septiembre de 2021, 21:40

      Full disclosure: el otro mío es el de la tortilla, que juro que estaba buenísima, pero que, lamentablemente (no me he recuperado todavía) tampoco lo gustó al o a la de las gafas luposas. Pero, coño, que juro que era un bocadillo de c------. Dicho lo cual, como ya he repetido, el mejor cuento de este certamen, para mí, es del gato feo y su fea dueña, y el peor sin duda (esta claro) el que haya escrito con ayuda del diccionario el o la de las gafas. Creo que él, pero no está claro. Ahora sí: ADIOS A TODOS!!!!!

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